domingo, 1 de julio de 2012

Cómo perder quinientos pesos en una semana

Desde el sábado en la noche había pensado en la organización del siguiente día, así que cuando mi madre me dijo del desayuno que tendríamos con mi hermana, tardé en responder.

-Bueno, pero tengo que comprar algunas cosas. -dije. Tomé el billete más grande que encontré y salimos sólo para encontrar a mi hermana y su hija esperando en la camioneta.

El desayuno pasó rápido, y nos pusimos a ver las tiendas despreocupadamente. Entré al local que tenía en mente a buscar el regalo que tenía planeado, pero mi mirada se paseó divertida sobre un péndulo de Newton, y pensando en lo curioso y entretenido que sería, lo pedí sin pensar en el precio.

Tenía el tiempo contado, así que me despedí de mi familia y salí con la cajita plateada en mis manos y fui a casa de Rodrigo. Perdida como siempre, cuando atiné a llegar a su casa, tras varios intentos, finalmente salió. Apresuradamente me explicó que estaba ocupado, así que le entregué el regalo y me fui un poco confundida. le hablé a Mapache preguntándole si debía estar enojada por haber sido echada por la misma persona por la que anteriormente me habían mandado al diablo, él sólo dijo que era un pendejo y seguimos platicando. Gladyss no llegó a la casa y no comí.

El siguiente día tomé el dinero que sobraba, lo puse en la cartera y salí a la escuela en la tarde, cargada con la mochila, la laptop, el laminero y "Eso", pagué el taxi y fui a mis clases.

No fue sino hasta terminar el día, mientras guardaba las cosas, que me di cuenta: mi cartera no estaba.

Entré en pánico. El dinero. Las credenciales.

Se me vino el alma al suelo:

Los recibos de pago de las colegiaturas. ¿Cómo iba a justificar mis pagos sin esos recibos? Eran más de ocho mil pesos en recibos...

Tomé aire y salí de la escuela.

La mañana siguiente apoyaba mi cabeza contra la mesa de la cafetería mientras Talia me acariciaba el hombro.

-Ya, pequeña, seguro que se arregla...

Maga me miró como si nada pasara, y con una voz reconfortante e increíblemente segura de sí misma sólo dijo

-No te preocupas. La vas a encontrar.

Pasé el día pensando en qué hacer. No podía volver a pagar todo... Simplemente no podía. Le conté a mis padres la situación, y resignados sólo me dijeron que hablara con los directivos o contadores.

Diez de la noche. Otro fin de día.

Subí a la camioneta y mi padre se ofreció a comprar la cena, puesto que mi hermana estaba de visita. Cuando llegamos a un puesto cercano a la casa, Papá se dio cuenta de que no tenía dinero. Recordaba haber tomado algo de dinero así que lo busqué en las bolsas de la laptop. Y la toqué. Mi pulso se aceleró y la saqué temerosa.

¡Mi cartera...!

Salté, lancé un gritito y me dejé caer sobre el asiento. Papá me aventó un periódico y dijo

-Anda, ya ni friegas... -y tras una pausa- Pues, órale, paga la cena.

Fue así cómo perdí quinientos pesos en una semana.


El gif que resume gran parte de mis situaciones.

3 comentarios:

  1. Vaya, entiendo eso, recuerdo como mi hermana creyó extraviada su credencial de elector, y también la encontró de manera curiosa en el bolsillo de un saco, y por cierto el péndulo me ha servido me desestreza cada vezque la compu se queda cargando o trabada XD

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    1. Pues no debería, ¡me cambiaste por unas nalgas, estúpido!
      Por culpa de gente como tú el Dr. Gokú se retira de la candidatura y gana Peña Nieto. Por pinche gente como tú! D:<!

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  2. JAJAJAJJAAJA AWWWW XD!!! Te estafó tu papá, pero al menos hallaste los recibos... Por cierto, que bonitos regalos haces, es curioso encontrar personas que realmente se preocupen en darte algo realmente especial.

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